FRASEO
Autocrítica
(Combat, 22 de noviembre de 1944)
"Hagamos un poco de autocrítica. El oficio que consiste en
definir todos los días, ante la actualidad, las exigencias del sentido común y
de la simple humanidad de espíritu entraña cierto peligro.
Por querer lo mejor, se dedica uno a juzgar lo peor y a veces lo que sólo está menos bien. En una palabra, uno puede adoptar la actitud sistemática del juez, del maestro de escuela o del profesor de moral. De este oficio, a la jactancia o a la tontería no hay más que un paso.
Por querer lo mejor, se dedica uno a juzgar lo peor y a veces lo que sólo está menos bien. En una palabra, uno puede adoptar la actitud sistemática del juez, del maestro de escuela o del profesor de moral. De este oficio, a la jactancia o a la tontería no hay más que un paso.
Esperemos no haberlo dado. Pero no estamos seguros de haber
escapado siempre al peligro de dar a entender que creemos tener el privilegio
de la clarividencia y la superioridad de los que no se equivocan jamás. No es
así, sin embargo. Tenemos el deseo sincero de colaborar en la obra común
mediante el ejercicio periódico de ciertas reglas de conciencia de las que la
política, nos parece, no ha hecho mucho uso hasta ahora.
Esa es toda nuestra ambición y, por supuesto, si bien
marcamos los límites de ciertos pensamientos o acciones políticas, también
conocemos los nuestros. Sólo tratamos de salvarlos recurriendo a dos o tres
escrúpulos. Pero la actualidad es exigente, y la frontera que separa la moral
del moralismo, incierta, y sucede que, por fatiga o por olvido, se la franquea.
¿Cómo escapar a este peligro? Por la ironía. Pero no estamos
¡ay! en tiempos de ironía. Estamos todavía en tiempos de indignación. Sepamos
solamente conservar, suceda lo que sucediere, el sentido de lo relativo y todo
se salvará.
Ciertamente, no podemos leer sin irritación, al día
siguiente de la toma de Metz, y sabiendo lo que ha costado, un reportaje sobre
la entrada de Marlene Dietrich en dicha ciudad. Y nos indignamos con razón.
Compréndase, sin embargo, que no
pensamos que los diarios deban ser forzosamente aburruidos. Simplemente no
creemos que en tiempo de guerra los caprichos de una estrella sean
necesariamente más interesantes que el dolor de los pueblos, la sangre de los
ejércitos o el esfuerzo encarnizado de una nación para encontrar su verdad.
Todo esto es difícil. La justicia es a la vez una idea y un
ardor del alma. Sepamos tomarla en lo que tiene de humano, sin transformarla en
esa pasión abstracta que ha mutilado a tantos hombres. La ironía no nos es
ajena y no es a nosotros a quienes tomamos en serio, sino a la prueba indecible
que sufre este país y a la formidable aventura que hoy es necesario vivir. Esta
definición dará al mismo tiempo su medida y su relatividad a nuestro esfuerzo
cotidiano.
Nos ha parecido necesario hoy decirnos todo esto y decírselo
a la vez a nuestro lectores para que sepan que en todo lo que escribimos, día
tras día, no olvidamos el papel de reflexión y de escrupulosidad que tiene que
ser el de todo periodista. En una palabra, no olvidamos el esfuerzo de crítica
que nos parece necesario en este momento.
Puesto que conquistamos ya los medios para expresarnos,
nuestra responsabilidad ante nosotros mismos y el país es total. Lo esencial, y
tal es el objeto de este artículo, es que estemos bien advertidos de ello. La
tarea de cada uno de nosotros es pensar bien lo que nos proponemos decir,
modelar poco a poco el espíritu de nuestro periódico, escribir cuidadosamente,
y no perder jamás de vista esta inmensa necesidad de dar al país su voz
auténtica. Si logramos que esa voz sea la de la energía y no la del odio; de la
altiva objetividad y no de la retórica; de la humanidad más bien que de la
mediocridad, entonces mucho se habrá salvado y nosotros no careceremos de
mérito".
ALBERT CAMUS (1944) En la redacción de Combat |
(Artículo publicado en Combat,
periódico clandestino francés vinculado
a la Resistencia y fundado en 1941 durante la ocupación alemana. Autocrítica se publicó tres meses después
de la liberación de París y de que Combat pudiera circular libremente. Camus fue editorialista y director
de ese periódico. La versión reproducida aquí pertenece al libro Moral y política, publicado por
Editorial Losada en 1978 con traducción de Rafael Aragó, que reúne una selección de escritos de Camus en ese períodico).