Entre
2000 y 2005, la fotógrafa checa Jitka Hanzlová (Náchod, 1958) tomó una
excepcional serie de imágenes en el interior de un bosque cercano al pueblo en
el que transcurrió su infancia, al noreste de la región de Bohemia y cerca de los
montes Cárpatos. Siempre sola con su cámara, penetró una y otra vez al amanecer
en un escenario cuyo misterio estaba por desvelar. El resultado de esa
incursión íntima --las 45 fotografías de Forest--
constituye el corazón de la primera gran muestra retrospectiva de esta artista
cuya singularidad atrae sin estridencias a medida que se recorren las nueve
series de trabajos fotográficos que realizó en los últimos veinte años, reunidas
ahora en la sala Azca de la Fundación Mapfre de Madrid (1).
FOREST Imágenes de la serie sobre el bosque de la fotógrafa checa Jitka Hanzlová |
El
escritor y crítico de arte británico John Berger supo ver en las imágenes del
bosque tomadas por Hanzlová el origen de
su irresistible atracción. En un texto de presentación de esas fotografías (2),
también reproducido ahora en el catálogo de la presente muestra, señaló que a
diferencia de muchos fotógrafos que retrataron la naturaleza como un
escenario placentero que invita a quedarse en ella, en las imágenes del bosque
de la fotógrafa checa no hay lugar para la bienvenida.
La
propia artista relata que más de una vez, en medio de la niebla o de la
oscuridad, cuando estaba concentrada en hacer una toma se detuvo “al escuchar
el silencio a mi alrededor” y experimentó miedo, un temor que no podría
localizar y que “venía desde el interior”. Siempre se preguntó por el origen de
ese miedo, ya que no temía ni a los animales ni al bosque mismo, que le
resultaba un lugar seguro y conocido desde la niñez.
Son
imágenes plasmadas en un tiempo inquietante. Berger alude al sentido de la espera
que estas fotografías revelan, la paciente escucha hasta que ocurre un
incidente en el bosque, incidente natural que no parece haber detenido el flujo
del tiempo: “En un espacio sin gravedad no hay peso y estas fotos, en términos
de tiempo, no parecen tener peso. Es como si se hubieran tomado entre dos
momentos, ahí donde no existe ninguno”, en una extraña atemporalidad.
La
serie Forets significó para la
fotógrafa volver a la colina de los alerces de su infancia (“Camino hacia
atrás para ver el futuro”), aunque
sustituyendo cualquier encantamiento por las sensaciones de la madurez, fijadas
en repentinas claridades de la maleza, brillos insólitos del verde, contraluces
de árboles fantasmales, insectos inmóviles, que rescatan las escenas de un “silencio
orgánico” perceptible en estas imágenes cautivadoras.
Entre dos vidas. A los 24 años, en 1982,
Jitka Hanzlová abandonó Checoslovaquia, país en el que había sido
abortado el intento reformista de la
primavera de Praga y a la que no había llegado aún la revolución de terciopelo producida tras la caída del Muro de
Berlín. Se exilió durante ocho años en la República Federal de Alemania (RFA), en la ciudad de
Essen, situada en la región del Ruhr, y allí realizó sus estudios universitarios
de comunicación visual, especializados en fotografía. En esos años comprendió que su condición de expatriada era estar
entre dos vidas, dos culturas, dos idiomas, dos paisajes, y probablemente por eso eligió para expresarse un lenguaje universal como el de la imagen, y una
manera de entender la relación entre lo fotografiado y quien lo fotografía. En
su caso, una relación animada por un cuidado extremo para acercarse a su objetivo y de la que
surge la sucinta verdad de su obra.
JITKA HANZLOVÁ La Fundación Mapfre presenta en Madrid la primera gran retrospectiva de la obra de la artista |
El
trabajo en series temáticas –cada una de las cuales tiene un título, no así las
fotografías que la integran— indicó desde el principio una voluntad de contextualizar cada imagen
sin que esta perdiera su frescura y expresividad. La primera de las series,
iniciada --como la actividad fotográfica de Hanzlová-- en 1990, lleva el nombre del
pequeño pueblo checo en que se crió y al que volvió en esos esos años: Rokytník (90-94), pobladores y paisajes conocidos por la artista vistos en su
cotidianeidad rural. La serie siguiente, Bewohner
(Habitante, 94-96), que suele
contraponerse a la anterior, muestra el hábitat urbano –ciudades alemanas y europeas—
como un tejido frío en el que sus residentes viven aislados.
La
siguiente, Brixton (2002), es una
experiencia especial para Hanzlová, ya que fue invitada por la Photographer´s
Gallery de Londres a plasmar su propia visión de ese distrito de población
afrocaribeña situado al sur de la capital británica. La artista se acerca a la
dura realidad social de Brixton retratando a mujeres negras de tres generaciones
distintas, personas desconocidas para ella, a las que encuentra en el barrio y a
las que pide que se dejen fotografiar. El curador Simon Maurer comentó así en
su momento la actitud de Hanzlová: “Al acercarse a extraños en la calle, era ella
la que se convertía en vulnerable en primer lugar: para descubrir sus
motivaciones, encontrar su camino en una sociedad desconocida y tratar de
entenderla, y para examinarse y verse reflejada en los otros” (3). Esta aproximación
afina el registro humano de las fotografías del proyecto Brixton --la cotidianeidad, el desamparo, la resignación-- que asoma en un retrato social de sutil intensidad.
FEMALE Una indagación en el mundo de las mujeres |
Unos
años antes la fotógrafa había indagado en el mundo de las mujeres durante sus viajes
por Europa, Estados Unidos y el norte de África, obteniendo las imágenes que
integran Female. Tras la misteriosa
vuelta al bosque que significó Forest,
Hanzlová retrató la ciudad en la que sigue viviendo –Essen— en Here, y el mundo lejano de Japón en Cotton Rose, hasta llegar a las tres últimas series que están en
proceso de realización y también pueden verse en la excelente exposición de Madrid.
FLOWERS La quietud pictórica del mundo orgánico |
CATÁLOGO DE LA MUESTRA La imagen pertenece a uno de los retratos fotográficos de Hanzlová |
THERE IS SOMETHING I DON´T KNOW La fotógrafa retoma en esta serie una tradición pictórica secular |
En
la primera, Horses (2007-2012), hay
una cercanía amorosa a los caballos, a su gran dinamismo, observado también aquí en detalles parciales. En Flowers (2008-2012), en cambio, todo es quietud,
encuadre pictórico, belleza de las formas; flores y plantas que cumplen
morosamente su ciclo.
Por
último, en el grupo de fotografías There
is Something I Don´t Know (2000-2012) que
cierra la exposición, Hanzlová se
instala de lleno en el retrato, la distancia corta, la multiplicidad de los
rostros y la figura humana, reconociéndose heredera de una tradición secular. Hombres, mujeres, niños, modelos que se miran interiormente al mirar a
una cámara que parece estar allí desde mucho antes de realizar la toma,
esperando algo que está por suceder.
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(1) "Jitka
Hanzlová”, retrospectiva de la fotógrafa checa producida por la Fundación
Mapfre. Fue inaugurada el 31 de mayo y puede verse hasta el 2 de septiembre de
2012. La comisaria de la muestra es Isabel Tejeda MartínEl catálogo de esta exposición, en el que varios autores analizan la obra de la artista, incluye una entrevista con Hanzlová y la reproducción de 142 de sus fotografías.
Fundación
Mapfre:
http://www.exposicionesmapfrearte.com/hanzlova/
(2) Between forest, texto de John Berger
publicado en el libro Forest. Editorial
Seidl, Gotinga, Alemania, 2005.
(3) Artículo
publicado por Simon Maurer con motivo de la exposición World
Images 3. Zurich (17/11/ 2009 a 17/01/2010).