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martes, 4 de noviembre de 2014

Citas (III): Emilio Adolfo Westphalen


Antología

Emilio Adolfo Westphalen (Lima, 1911-2001).

“Es evidente para mí que el acto de creación no se realiza en un trance o un éxtasis y menos puede ser el resultado  de cálculos y reflexiones. Exige más bien que el pretendido poema reniegue de su yo, ceda a la corriente poética y se deje llevar, en imprevisible carrera, por esas aguas pertinaces y vivas que al cavar su propio lecho dan vida y forma al poema”. E. A. W.

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Viniste a posarte...

Viniste a posarte sobre una hoja de mi cuerpo
Gota dulce y pesada como el sol sobre nuestras vidas
Trajiste olor de madera y ternura de tallo inclinándose
Y alto velamen de mar recogiéndose en tu mirada
Trajiste paso leve de alba al irse
Y escandiado incienso de arboledas tremoladas en tus manos
Bajaste de brisa en brisa como una ola asciende los días
Y al fin eras el quedado manantial rodando las flores
O las playas encaminándose a una querella sin motivo
por decir si tu mano estuvo armoniosa en el tiempo
O si tu corazón era fruta de árbol o de ternura
O el estruendo callado del surtidor
O la voz baja de la dicha negándose y afirmándose
En cada diástole y sístole de permanencia y negación
Viniste a posarte sobre mi copa
Roja estrella y gorgorito completo
Viniste a posarte como la noche llama a la creaturas
O como el brazo termina su círculo y abarca el horario completo
O como la tempestad retira los velos de su frente
Para mirar el mundo y no equivocar sus remos
Al levantar los muros y cerrar las cuevas
Has venido y no se me alcanza qué justeza equivocas
Para estarte sin levedad de huida y gravitación de planeta
Orlado de madreselvas en la astrología infantil
Para estarte como la rosa hundida en los mares
O el barco anclado en nuestra conciencia
Para estarte sin dar el alto a los minutos subiendo las jarcias
Y cayéndose siempre antes de tocar el timbre que llama a la muerte
Para estarte sitiada entre son de harpa y río de escaramuza
Entre serpiente de aura y romero de edades
Entre lengua de solsticio y labios de tardada morosidad acariciando
Has venido como la muerte ha de llegar a nuestros labios
Con la gozosa transparencia de los días sin fanal
De los conciertos de hojas de otoño y aves de verano
Con el contento de decir he llegado
Que se ve en la primavera al poner sus primeras manos 
sobre las cosas
Y anudar la cabellera de las ciudades
Y dar vía libre a las aguas y canto libre a las bocas
De la muchacha al levantarse y del campo al recogerse
Has venido pesada como el rocío sobre las flores del jarrón
Has venido para borrar tu venida
Estandarte de siglos clavado en nuestro pecho
Has venido nariz de mármol
Has venido ojos de diamante
Has venido labios de oro

(Del libro Abolición de la muerte, 1935)


Riqueza
No poseer sino
Unos cuantos recuerdos:
Todo lo que uno
Pueda llevarse
Cuando muere.

El grito…
El grito de las aves gira como una espada

(Del libro Belleza de una espada clavada en la lengua, 1980)

Destino en blanco
Fuele ofrecido un libro en blanco al nacer al infante gótico o neorromántico por Hada Madrina renga retuerta gaga bajo alas de algodón hidrófilo someramente chamuscadas. El desconcierto fue tan grande que aún se oye el eco en las retumbantes bóvedas que protegen el sueño o catalepsia de todas las eternidades habidas y por haber.

Ídolo
Se arremolinaron de repente las palabras para formar un bloque compacto e indisoluble al cual no quedaba sino someterse.

Hojas secas
Esfuerzo titánico, en consecuencia vagamente grotesco, por ampliar y superar lo caduco y perecedero nombrándolo reflejos, granos o partículas de eternidad.

(Del libro Máximas y mínimas de sapiencia pedestre, 1982)


Tumba grande
El tren se ha detenido en el silencio opaco y sin ecos de la noche anónima. Es la llegada a término – no se reanudarán ya más ni agitación ni bullicio ni carcoma.

Sobresalto y deslumbramiento
Inverosímil rostro radiante – vecino tanto como aquel adivinado en actos o ensueños de amor – surge de pronto del torbellino y agolpamiento de gente por calles y plazas — más bello que cresta de ola absorbiendo  todo espacio al redor. (Nada – lo sabes — sólo mil años de castigo sin perdón a quien pierda semejante joya en la vorágine).

Dudoso pasaje al éxtasis
En cualquier edificio elevado una interrupción de la corriente suspende el ascensor en tiniebla completa. Su único ocupante clama ayuda en vano. Exhausto siente reabsorberse todo a su alrededor. Se dilata el espacio o se contrae – es igual — arrastrando consigo al tiempo. Es el fin y es el principio. Sospecha entonces el neófito que si levanta la losa de compacta noche que le agobia entraría de lleno en otro vacío – el atiborrado y luminoso que depara todo goce y conocimiento.

Lo propio acaso del poeta
Pone el hombro para que el peso muerto del sueño no agriete y traiga abajo abultada y divagante nave cósmica – incierta entre más lleno y más hueco - realidad ligera y tierna por irremediable.

(Del libro Amago de poema – de lampo – de nada, 1984).

                                                   ***

En el Gran Teatro del Mundo se ha dado fin a la enésima representación del Gran Teatro del Mundo. Una tibia y terrosa niebla se ha apropiado esta vez de todos los rincones de todos los humores de todos los horizontes. Asfixia y ceguera paralizan a actores y espectadores que son todos espectadores y actores. Alguien acude a la alarma – que no funciona. Otro tira de un telón desaparecido. El Gran Teatro del Mundo ha dejado de  ser  Mundo de ser Teatro de ser Grande.
Visible resta apenas diminuto boliche oscuro – que cuervo u otra ave de mal agüero – se zampará por equívoco.

                                                   ***

Por magia o sabiduría –arcana o burlona – se crearon mundos de esplendor  y de miseria. Fueron enseguida entremezclados conforme a la ley de improbabilidades. Repartición semejante de bienes y entuertos no ofende en modo alguno la justicia más estricta y exigente.

                                                    ***

Súbito e irresistible deseo de morder labios jugosos coralinos húmedos – de hincar pausadamente (pero fuertemente – pero implacablemente) los dientes en boca entreabierta. Sentir ahogarse en la propia garganta el grito de sorpresa – de dolor – de goce de quien comparte tal acción propiciatoria y desconsagrante.
Rito alucinado – pero instante más vívido que cualquier imagen deshojada del olvido.

(Los tres poemas últimos, sin título,  pertenecen al libro Ha vuelto la Diosa Ambarina, 1988).

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FRASEO

Apariciones y desapariciones

José Ángel Valente


(…) La palabra es en el poema de Westphalen una teoría de resurrecciones. Palabras, antepalabras y silencios. Esa textura resulta particularmente perceptible cuando los poemas de Westphalen se llevan a la voz y se ve ésta obligada a pausas e intervalos tanteantes para saber o para medir cómo y por dónde ha de seguir leyendo.

(…) Hay desde luego en Westphalen el largo arrastre de una tradición profundamente interiorizada; San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Góngora, pero también Juan Ramón Jiménez y Ramón Gómez de la Serna. Blake deja en él huellas perdurables, como las dejan Pound y Tzara y lo mejor del movimiento superrealista. Más hay, asimismo, una honda y muy selectiva inserción en el contexto que le es propio o más cercano, el singular contexto limeño de los años treinta.

(…) No forma el poema su totalidad por progresión continua, sino por perpetuo recomenzamiento. Volvemos una y otra vez a la palabra inicial, palabra de la germinación, que recita ininterrumpidamente el comienzo o el origen. Estado natural o estado de gracia de la palabra. El sentido naufraga en su noche. Noche del sentido en la que la palabra es un solo aparecer oscuro de materias lumínicas y el poema ese solo aparecer, ese oscuro fulgor. Ser y materia del poema ante los que cabría decir, como escribe Westphalen, “me deslumbra tanta noche”.

                                          ***

Tanto los poemas de Westphalen como el análisis de Valente han sido tomados de la antología Bajo zarpas de la quimera (1930- 1988), publicada por Alianza Tres en Madrid en el año 1991.

Existe en España una publicación posterior titulada Simulacro de sortilegios, que reúne la poesía completa del escritor peruano, publicada por Visor Libros en 2006. Esta edición fue preparada por Marco Martos.

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