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viernes, 10 de febrero de 2012

¿Cómo piensa el cine? Noticias de Alexander Kluge, el `jardinero´ ilustrado

“Después de 1989 comencé a tener la impresión de que el nuevo siglo recogería la amarga experiencia del siglo XX para llevarla al reino de la esperanza. Pero ¿vivimos ahora, en cambio, un retroceso que nos lleva hasta la época de la guerra de los Treinta Años? Quien lea mis relatos no va a suponer que creo en escenarios de decadencia. “No hay épocas de decadencia”. Antes bien, lo que merece la pena es investigar lo presuntamente medieval, qué elementos de la Edad Media liberan fuerzas humanas y cuáles liberan fuerzas diabólicas”.

En esta frase del escritor y cineasta alemán Alexander Kluge (Halberstadt, 1932), que integra el prólogo a su libro de relatos El hueco que deja el diablo (1), se entreteje un modo de ver la historia y de formular preguntas medulares acerca de “lo que merece la pena” investigar. El citado libro de este autor de una vasta obra literaria, cinematográfica y televisiva se publicó en Alemania en 2003 y en España en 2007; “ahora”, en consecuencia, es ahora. “Un retroceso”, dice. Queda más claro en la siguiente frase del mismo prólogo: “¿Qué huecos hemos pasado tercamente por alto en nuestros edificios mundiales, en los capullos en que vivimos? ¿Por qué es el diablo tan brutal con nosotros, pobres almas? No cabe duda de que somos seres valiosos”.



ALEXANDER KLUGE
En la estela de Marx y de Eisenstein.
Foto de Markus Kirchgessner
Como ocurre con algunos epígonos de la Ilustración, el caso de Kluge (que llega a sus 80 años a este desconcertante, agrio nuevo siglo, después de haber atravesado los dilemas de la centuria anterior) tiene la virtud de representar un cierto anacronismo, por lo que sus reflexiones y sus narraciones abren ángulos de observación valiosos sobre el presente. En primer lugar, para explicarse a sí mismo: “Entre mis profesores se cuentan los filósofos de la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt (Theodor W. Adorno, Walter Benjamin, Max Horkheimer), que despertaron mi interés por la dialéctica de la Ilustración. Cuando nací, dicha teoría se enfrentaba ya al avance del fascismo. El valor de una filosofía puede calibrarse por el efecto que tiene en el oponente. Así, una filosofía debe contener también antídotos, aunque procedan de los venenos del diablo. Esa es la tradición en la que yo cuento historias”.





Cruce entre los géneros. Nacido en 1932 (“puede decirse que crecí con Hitler”), Kluge atrapa desde sus primeros años de formación varias disciplinas, lo que constituirá una constante de su labor creadora desde los años sesenta. Después de estudiar ciencias jurídicas, historia y música sacra, el joven Kluge comienza su formación cinematográfica como asistente de Fritz Lang, y realiza un documental precursor, Brutalidad en piedra, en el que analiza los restos del nacionalsocialismo a través de sus propuestas arquitectónicas. En 1962 publica, por una parte, su primer libro de relatos –Historias de vida. Lista de asistencia a un entierro— y, por otra, se convierte en uno de los fundadores del Nuevo Cine Alemán, movimiento de reacción contra “el cine de papá” que, tras la huella de la Nouvelle Vague francesa, abre en su país las puertas a un cine de autor y a la cooperación entre cineastas para elaborar “películas colectivas”, como Alemania en otoño.

El movimiento se dio a conocer mediante la Declaración de Oberhausen y el director estima que ha durado desde 1960 hasta alrededor de 1982. Los premios que abrieron el camino europeo de esa corriente fueron el León de Plata en el Festival de Venecia de 1966 al primer film de Kluge, Adiós al ayer,  y el León de Oro del mismo certamen, dos años más tarde, a su película Artistas bajo la carpa de un circo: perplejos. Le siguieron Trabajos ocasionales de una esclava (1974), Fernando el radical (1976), la participación --con otros directores de su generación-- en Alemania en otoño (1977), La patriota (1979), El candidato (1980), Guerra y paz (1982), La potencia de los sentimientos (1983), Blind Director (1985), y Odds and Ends (1986), entre otros.

Al tiempo que va elaborando esa obra vinculada a los problemas cruciales de la sociedad alemana y a la historia del siglo XX, Kluge impulsa una serie de reformas legales para articular el cine y la televisión, mediante la participación de ésta en la producción de películas; también para fijar la obligatoriedad de una cuota de producciones culturales en los canales privados. En el caso del cine, eso facilitó la realización de filmes de directores como Rainer Werner Fassbinder o Wim Wenders; en el de los documentales, abrió las puertas a lo que el mismo Kluge denomina televisión de autor, en la cual realizó una magistral serie de entrevistas a filósofos, escritores, cineastas, autores teatrales, o científicos.

Catorce largometrajes, unos treinta cortometrajes documentales y de ficción (2), cientos de programas culturales para la televisión realizados a partir de 1988,  y cuatro mil páginas literarias y ensayísticas, forman el extraordinario haz de senderos hacia el conocimiento tejido por Kluge durante décadas. Una poética que se mueve con destreza en el cruce de fronteras entre los géneros. Una ambición que todo lo absorbe –relatos, imágenes, música, historia--, inspirada en la gran tradición cultural clásica, y que llega al lector o al espectador a través de infinidad de indicios o matices. Multiplicidad de medios expresivos y rigor analítico de quien es –según W. G. Sebald— “el más ilustrado de los escritores”.

Ambos narradores están estrechamente relacionados por la visión acerca de su país. A los 13 años, Kluge vivió en su ciudad natal los bombardeos de los aliados, durante la Segunda Guerra Mundial, similar a los registrados en muchas otras ciudades y pueblos que resultaron prácticamente arrasados: la huella de esa realidad en la conciencia de los escritores alemanes, su silencio sobre ese pasado, es la cuestión analizada en las conferencias de Sebald recogidas en Sobre la historia natural de la destrucción (Anagrama, 2003), que Kluge considera un libro de referencia.

La escritora estadounidense Susan Sontag, por su parte, ha valorado así el carácter polifacético de la personalidad de éste: "Novelista, cuentista, director de cine, rumiante empedernido, cronista, productor de radio y televisión, pedagogo, pensador político y social: Alexander Kluge es una figura gigante de la cultura alemana. Junto con Pasolini, representa lo más vigoroso y original de la idea europea del artista como intelectual, del intelectual como artista, que floreció en la segunda mitad del siglo XX".

Ensayo audiovisual. No resulta sorprendente, con estos antecedentes, que en 2008, cuando se inicia en Estados Unidos el estallido que pone en cuestión el sistema financiero del capitalismo, Kluge se encuentre en medio de un proyecto desmesurado, que culmina ese mismo año: la película de nueve horas y media Noticias de la Antigüedad ideológica: Marx-Eisenstein-El capital (3). Exhibido desde entonces en filmotecas, centros culturales o museos de arte, este excepcional film-ensayo fue proyectado recientemente, en tres sesiones, en La Casa Encendida de Madrid .

NOTICIAS DE LA ANTIGÜEDAD IDEOLÓGICA
Portada de la edición en DVD. Suhrkamp, 2008
JAMES JOYCE
Fotografía tomada por Gisèle Freund

Kluge parte aquí de otra idea visionaria de Serguei Eisenstein: filmar El capital, de Karl Marx, siguiendo la estructura narrativa del Ulises, de James Joyce. El director soviético acababa de finalizar Octubre (1927), un film para el que había contado con todos los medios oficiales a su disposición, y empezaba a tomar notas para este nuevo proyecto, al que concebía como un encadenamiento de asociaciones visuales para contar, en un día, la trayectoria de la humanidad a través de la vida de un trabajador, del mismo modo que la novela del escritor irlandés sigue, mediante una asombrosa variedad de estilos, a sus personajes en una sola jornada. La idea no pasó de ser una serie de apuntes para un film que no se realizó. Pero era reveladora. Eisenstein conocía el Ulises de Joyce, publicado en París pocos años antes (en 1922), y pensaba que abordar la gran obra de Marx en el cine exigía recursos estilísticos también excepcionales. 

OKSANA BULGAKOVA
La biógrafa de Eisenstein en el film de Kluge
El episodio es conocido y tiene un sesgo curioso. En la película de Kluge, Oksana Bulgakova, historiadora del cine y biógrafa del realizador soviético, cuenta que, en noviembre de 1929, Eisenstein y Joyce se reunieron en París para hablar de esta idea. Bulgakova subraya que el director soviético estaba perdiendo la vista (una ceguera temporal), por lo que había realizado parte del extenuante montaje de Octubre recordando escenas de memoria; a su vez, el novelista irlandés estaba casi ciego. A Joyce, que años antes había visto El acorazado Potemkin, no le pareció mal la idea y dijo que Eisenstein era uno de los únicos dos realizadores en los que había pensado para llevar al cine su gran novela. El otro era el alemán Walter Ruttmann.

A partir de estos destellos, Kluge elabora su ensayo audiovisual Noticias de la Antigüedad ideológica, un caleidoscopio reflexivo nutrido de interrogantes, hallazgos formales, entrevistas certeras y sustanciosas, iconografía del siglo XX libremente asociada, lectura de libros, secuencias de otros filmes, frases sobreimpresas de una trabajadísima tipografía. Un friso de imágenes, de distintos relieves según el procedimiento elegido por el cineasta, dividido en tres partes, que tiene el largo aliento y la estirpe de películas como Histoire (s) du Cinéma (1988-1998), de Jean-Luc Godard, a quien Kluge dice admirar desde los años sesenta, como a Chris Marker o Federico Fellini.

Estas son las tres partes, con sus respectivos enunciados. Todas las imágenes corresponden al film de Kluge:


1. Eisenstein y Marx en la misma casa. "¿Qué es lo que se proponía filmar Eisenstein? ¿Cómo se leen hoy los textos que Marx escribió hace más de 140 años? ¿Qué distingue la Modernidad de la Antigüedad cuando se trata de ideología? El dinero, ¿cómo se explicaría a sí mismo si pudiera hablar? ¿El capital puede decir “yo”? El escritor Dietmar Dath habla sobre los ejes del gran libro de Marx. La actriz Sophie Rois lo hace sobre el dinero, el amor y Medea; y el realizador Werner Schroeter presenta la reencarnación del Tristán de la ópera de Wagner en la piel de los marineros condenados a muerte de El acorazado Potemkin."

LAMENTO DE LA MERCADERÍA SIN VENDER
Música de Ennio Morricone, Wolfgang Rihm y Claudio Monteverdi
NOSOTROS, LOS HABITANTES DEL COSMOS
Música de Sozialistisches Patientenkollektiv
DOS INFORMANTES DE LA STASI
Preparándose para su misión
HANS MAGNUS ENZENBERGER
"Eran tiempos incómodos" (sobre el año de su nacimiento: 1929, crack de Wall Sreet,
comienzo de la terrible década del 30 en la URSS). "Me pongo en el lugar de esos
hombres sometidos a poderosas fuerzas centrífugas". Problemas de la representación del dinero
 y el capital en la lírica. Poesía y economía.
VIERNES NEGRO: 23 DE OCTUBRE DE 1929
El capital se refuta a sí mismo

GALINA ANTOSCHEVSKAIA
Traductora. Sobrina nieta de la intérprete de Lenin.
"La formación de los cinco sentidos es un trabajo de toda la historia universal"
Desmontaje de la expresión "alma rusa"
DIETMAR DATH
El capital ¿puede decir "yo"?
MARINEROS DEL POTEMPKIN CONDENADOS A MUERTE
El espíritu del Tristán wagneriano, en la ópera dirigida por Werner Schroeter

2. Todas las cosas son personas encantadas. "¿A qué llamamos fetichismo de la mercancía? El poder delicado y a la vez arremetedor del capital, ¿qué hechizos produce? ¿Por qué los hombres no son dueños y señores de su producción? ¿Qué significa “asociación de productores libres”? ¿Por qué fracasan las revoluciones, por falta de tiempo o por principio? ¿Qué significa que todas las cosas son personas encantadas? Con una película de Tom Tykwer sobre la enorme riqueza de detalles que aparece en una imagen cinematográfica a medida que uno se interesa por el proceso de producción de las cosas. El filósofo Peter Sloterdijk, el escritor Hans Magnus Enzenberger y el sociólogo Oskar Negt reflexionan sobre el poder de la mercancía".

EL HOMBRE EN LA COSA
Fotograma del cortometraje de Tom Tykwer. Historia de cada uno de
los objetos que aparecen en esta imagen. Una deslumbrante mirada al proceso
de producción de las cosas
PETER SLOTERDIJK
Todas las cosas son personas encantadas (sobre las metamorfosis de la plusvalía)
                    
EL SOCIÓLOGO OSKAR NEGT DIALOGA CON KLUGE
Las revoluciones como locomotoras de la historia
ROSA LUXEMBURGO Y EL CANCILLER DEL REICH
Interrogatorio y asesinato
ACTIVISTA LUCY REDLER
Sobre la huelga política y la resistencia social
      
REINA VAPOR, EMPERATRIZ ELECTRICIDAD
De Rudolf Kersting y Agnes Ganseforth
JOSEPH VOGL
Análisis de la relación subjetivo-objetivo, ideología y alienación
3. Paradojas de la sociedad de cambio. "Vivimos una segunda naturaleza. De eso habla Marx. Esta naturaleza ha sufrido, igual que la biológica que investigaba Darwin, una evolución. Pero en esta transformación social la mayor parte de las cosas están al revés: los perros no intercambian huesos; los hombres de la sociedad moderna obedecen el principio de intercambio. ¿Cómo leer El capital? ¿Qué es el valor de cambio? ¿Acaso Marx debería haber seguido escribiendo libros, por ejemplo, sobre la economía política del valor de uso, la economía política de la revolución o de la fuerza de trabajo?".

BARCOS EN LA NIEBLA
Representación de la actriz Sophie Kluge y Gabriel Raab 
SOBRE LA GÉNESIS DE LA ESTUPIDEZ
Lectura de un fragmento de libro
 "Dialéctica de la Ilustración", de Adorno y Horkheimer
NEGT Y "EL MAQUINISTA HOPKINS"
Evocación de la ópera industrial de Max Brand del año 1929
LA PIANISTA SYLVIA ACKERMANN
Interpretación de un fragmento de la obra
DURS GRUNBEIN
Diálogo telefónico con Kluge sobre la versificación en hexámetros
 del Manifiesto Comunista realizada por Bertolt Brecht
                           
                           
HELGE SCHNEIDER
Entrevista paródica a un obrero en paro que lee a Marx,
interpretado por este comediante, director y músico alemán
Estas noticias vienen de la Antigüedad ideológica: la película recolecta y se apropia por ello de una ingente materia visual y sonora, la articula de forma iconoclasta mediante un montaje a veces veloz y a veces calmo: lectura de textos, representaciones gráficas, citas textuales, parodias (su aspecto menos logrado), diálogos filosófico-literarios por teléfono, fragmentos de óperas y coreografías del siglo XX. Y una variedad de largas entrevistas a varios de los principales pensadores alemanes (casi siempre apasionantes, aunque a veces excesivas) que constituyen todo un género en el trabajo de Kluge: lo han probado filósofos, escritores, actores y actrices, traductoras, ensayistas, científicos. El director, que formula los interrogantes, está fuera de cuadro, no aparece casi nunca en la imagen, que está siempre fijada en el rostro del entrevistado, a media distancia en un escenario despojado, ante un punto de luz muy tenue. Kluge permanece a la espera después de suscitar la conversación (se oye su voz característica), pero a veces irrumpe con extensos exordios sobre el tema tratado para desencadenar réplicas o confirmaciones de los invitados. Su papel en la entrevista no es aséptico (el film es un ensayo): “Opero como un apuntador. Mi tarea es que surja una situación distendida, que mi interlocutor se sienta libre y cómodo, y que hable. Pero si veo que se siente demasiado cómodo, digamos, que de alguna manera duerme o ya no está diciendo algo que me sorprenda, lo detengo. Soy testigo de su discurso, que acompaño con estímulos, incentivos”.

Al situarse en las antípodas de una obra de divulgación clásica y al no trabajar en una sola tonalidad, la película encierra una complejidad arqueológica en la que probablemente encuentre su sitio más apropiado. Que el crítico y novelista Alan Pauls analiza así: “¿Qué clase de resto es El capital? ¿Qué tipo particular de antigüedad ideológica es el marxismo? Nunca explícitas, esas son las preguntas fantasma que rondan la película de Kluge (…) El modelo del director es el del yacimiento, la excavación, esa cantera en la que a lo largo de nueve horas y media van saliendo las cosas más familiares y más extrañas que nos haya tocado ver en mucho tiempo (…) Si las noticias con las que Kluge vuelve del más allá ideológico se parecen mucho a mensajes que vienen del futuro es porque la tarea del cineasta arqueólogo consiste en no deletrearlas, ni traducirlas, ni explicarlas, sino simplemente en arrancarlas de la tierra y acogerlas, darles un lugar para que se desplieguen, se expandan, entren en contacto y se vuelvan otra vez radioactivas”.

Pensamiento y emoción. A mediados del año pasado, Kluge enumeraba de esta forma algunas razones que lo impulsaron a realizar este film: “Hay que buscar ideas, análisis, traer imágenes, historias, para preservar los instrumentos de pensamiento y emoción necesarios para defender a la gente. Tuvimos una crisis de la deuda en el 29, la tenemos ahora. Hay que describir estas circunstancias. Homero escribió la Odisea, sobre el sitio de Troya. Ese no es nuestro tema ahora, pero tenemos la necesidad épica de contar la historia de 1929, de Lehman Brothers, de Grecia, de Portugal. Esas historias son todas diferentes (…) Los poetas, los músicos, los cineastas deben describir estas cosas” (4).

El autor alemán no ignora, sin embargo, las dificultades que encierra la transmisión de la experiencia entre épocas y generaciones. En el citado libro de relatos El hueco que deja el diablo, hay uno titulado "Una joven de noviembre de 1917" que contiene esta historia: “Los archivos de la vida, los de la geofísica, están ocultos en la corteza terrestre. Eso Irina lo sabía. Dan fe de la vida de este Planeta Azul, pero no la engendran. Por eso no le sirvió de nada intentar transmitirle su experiencia a su hija (experiencia de momentos muy breves que sólo se podían entender en su contexto). Un alto funcionario temporalmente indispensable la había dejado embarazada y no quiso saber nunca más de ella. Entre madre e hija, mucha simpatía personal, poca transmisión de hechos. Cómo puede Irina transmitirle en palabras una situación que tuvo lugar a la luz crepuscular de San Petersburgo en 1917…” El relato tiene como epígrafe unos versos del gran poeta Osip Mandelstam, que dicen: “Riendo sin razón miras/ tú mi tiempo, sufriente/ débil y con crueldad lo miras”.

Pese a todo, Kluge no renuncia al conocimiento, esa “búsqueda de estrellas resplandecientes”, que algunos “prefieren lejos”. Los asuntos que ha tratado admirablemente en televisión son tan diversos y esenciales como por ejemplo los dedicados a la guerra: la guerra como experiencia interior; matar a los animales (sobre el bombardeo al zoo de Dresde en 1945); tanques acorazados (velocidad y coraza, diálogo con el dramaturgo Heiner Muller); o mujeres guerreras. Otros asuntos: ¿Qué es ser mujer y ser hombre?: sexualidad, miedo, deseo y violencia. El universo y la tierra. El mapa del ADN. Las palabras y el lenguaje: lenguaje y expresión en animales y en hombres. Neurociencia (la memoria). Astrofísica. Ópera. Sigfrido entre bastidores. Historia del empresario Robert Schulz, que estimaba en unas 80 mil las óperas compuestas: sólo setenta cuentan, decía.

Es sólo una muestra de las cuestiones abordadas por Kluge en televisión.




Un año antes de realizar Noticias de la Antigüedad ideológica, el escritor publicó en Alemania 120 historias del cine, una aguda colección de semblanzas y reflexiones, difícil de desligar de sus propias películas. En una breve nota preliminar, Kluge subraya: “De la joven historia del celuloide (no es más vieja que mi abuela por parte materna) me gusta especialmente la edad temprana: primitive diversity. Apuesta a la autonomía de los elementos cinematográficos. Es anárquica, cinéma impur. Dedico mis historias a ese querido híbrido compuesto de azar, seriedad, genio, incompetencia y fortuna. Eso que a posteriori llamamos cine”.






                                      
La excelente edición argentina de este libro (5), al cuidado de Carla Imbrogno, se cierra con una entrevista –“La historia del cine viene a nosotros desde el futuro”-- realizada por ésta en la casa del cineasta, en Múnich, durante la primavera de 2009. Kluge también es un entrevistado inteligente: sus respuestas no tienen –literalmente— desperdicio. En esa conversación recuerda que en los años de la Escuela de Frankfurt sus mentores no apostaban demasiado por la literatura, que “para ellos era más bien un portero, el ama de llaves o el jardinero. Dentro de la teoría crítica yo tengo el estatus de un ayudante de jardinería”.

Al señalar que en el cine mudo el argumento avanza a través de los intertítulos y en consecuencia “la imagen se puede emancipar”, el director recuerda que con el cine sonoro llega la dramaturgia teatral e imprime sobre las imágenes el naturalismo del teatro, “como ladrillos sobre las alas de una libélula. El animal no va a poder moverse con fuerza”.

Por último: “Yo creo que la historia del cine es algo que aconteció todo el tiempo y nunca dejó de acontecer. Más aún, sostengo que viene a nosotros desde el futuro. Porque la historia del cine es algo que los hombres hacen en sus mentes desde la Edad de Piedra”. Vuelve una y otra vez y la forma que adopte el ave Fénix puede ser muy diversa en el futuro: “Tal vez continúe en forma de tres minutos, o bien sólo sea posible en forma de diez horas. Quién sabe, incluso como película de noventa minutos”.

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(1) El hueco que deja el diablo, de Alexander Kluge. Editorial Anagrama (Barcelona, 2007). Traducción de Daniel Najmías. La publicación en castellano sigue la selección de 163 relatos preparada por el autor para la edición norteamericana de 2004. El libro original publicado en Alemania contiene quinientos relatos, muchos de ellos breves.
Con motivo de la edición española de este libro se publicó una excelente entrevista de Cecilia Dreymüller al autor: "Los seres humanos creamos diablos" (El País, 17 de noviembre de 2007).

(2) Pack Integral Alexander Kluge. Obra cinematográfica en versión original subtitulada del director alemán, filmada entre 1961 y 2007. 16 DVD´s. Editado en 2009.

(3) Noticias de la Antigüedad ideológica: Marx-Eisenstein-El capital, film de Alexander Kluge. Alemania, Suhrkamp, 2008. Versión completa, dividida en tres partes: 570 minutos.

La película fue exhibida en Madrid en La Casa Encendida: tres días de proyecciones (uno por cada parte), durante el mes de octubre de 2011. En Buenos Aires fue proyectado del mismo modo en agosto de 2011 en la Fundación Proa. En esas exhibiciones fue presentada por el crítico y novelista Alan Pauls. También se proyectó una versión completa en una sola jornada; y una versión abreviada del film, de 84 minutos de duración. El estreno en la capital argentina se produjo en 2010 en la sala Leopoldo Lugones, organizado por el Goethe Institut.


Algunos breves fragmentos del extenso film:

a) Duración: 1:45 minutos.
http://www.youtube.com/watch?v=lgDMw7E3EI0

b) Duración: 3:04 minutos.
http://www.youtube.com/watch?v=dbUwiFV61Sc

c) Duración: 2:15 minutos.
http://www.youtube.com/watch?v=NkTxknU-Mro

(4) Alexander Kluge: “Filmé El capital para defender a nuestros chicos de la catástrofe”. Entrevista telefónica de Patricia Kolesnikov con el director. Diario Clarín (Buenos Aires, 01/08/2011).

(5) 120 historias del cine, de Alexander Kluge. Caja Negra Editora. Buenos Aires, 2010. Traducción de Nicolás Gelormini. Edición al cuidado de Carla Imbrogno.
La misma editorial ha publicado en 2007 Historia (s) del cine, de Jean-Luc Godard. Textos (sin imágenes) del film-ensayo del director francés.