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jueves, 15 de septiembre de 2011

Cristina García Rodero en la Galicia revelada

Durante tres lustros, la fotógrafa española Cristina García Rodero (Puertollano, 1949) recorrió con su cámara aldeas y ciudades de España para retratar las celebraciones de sus pueblos, las ceremonias de la vida y de la muerte. Fruto de ese trabajo ahora célebre fue la serie de fotografías recogidas en el libro España oculta (1989), un clásico que fijó el rostro y el espíritu de un momento muy especial del país, que iniciaba un cambio de piel curtida en cicatrices ancestrales.

Esas fotografías, de un blanco y negro estricto pero atenuado por cielos tumultuosos y rostros atávicos, pasaron a ser señas reconocibles de la sociedad española --del mismo modo que ciertas imágenes fotográficas del siglo XX lo hicieron en otros países-- ; y sirvieron para identificar la entretela de un país, los cuerpos y miradas de anónimos celebrantes, encontrados (o buscados) por los caseríos y las plazas de una España aún rural.

EL OFERTORIO
Romería de Nuestra Señora de los Milagros.
Amil, 1979.

LA CONFESIÓN
Nuestra Señora de los Milagros.
Saavedra (Lugo), 1980.

EL CURRO
Mougás, 1981.

VENTANAS AL AIRE
Amoeira, 1986.
Hoy, Cristina García Rodero (que recibió el Premio Nacional de Fotografía en 1996) es una referencia insoslayable por sus trabajos en España y en muchos otros países a los que viajó en busca de un pulso vital, de unas ceremonias en las que el dolor y la risa, el placer y la superstición, se encontraran con el objetivo de la cámara en el momento preciso, pero sin fijarlo definitivamente. De ahí la combinación de estatismo y movimiento, de marca personal y signos del contexto que tienen muchas de sus fotografías.

En este verano madrileño que ya finaliza se puede ver una gran exposición de fotografías (Transtempo)  que García Rodero sacó en sus múltiples viajes a Galicia durante las tres últimas décadas (1) y algunas de las cuales ilustran este artículo. Festividades, ceremonias populares, ritos religiosos, carnavales: retratos casi siempre grupales, en los que gestos, vestimentas y paisajes fluyen ante una cámara que los encuentra porque está allí en el momento de mayor intensidad. Una observación, profesional, sin duda, pero no condicionada por las prisas de la actualidad ni por la morosidad del retratista de estudio. Es, tal vez, su sello personal, y en ese sentido las magníficas imágenes reunidas en esta muestra del Círculo de Bellas Artes de Madrid tienen conexiones con la serie de la España oculta, en su  doble vertiente, que el escritor Julio Llamazares definió así: “Un proyecto que a Cristina le sirvió para saltar del retrato al reportaje y para consolidar un estilo que ya entonces [1974] comenzaba a despuntar: el de la fotografía concebida como instrumento antropológico y artístico a la vez” (2).


C.GARCÍA RODERO
Un trabajo solitario que esta licenciada en Bellas Artes, de formación autodidacta en el terreno de la fotografía, realizó fijando su atención especialmente en la ritualidad de las escenas, con el objetivo de documentarla y la conciencia de que en esos años España estaba cambiando aceleradamente y que también sus ritos sufrirían modificaciones. Aunque algunos de ellos, observados hoy, tienen una fuerza subterránea de permanencia, que está cifrada en el tiempo impreciso (o equívoco) que esas fotos parecen reflejar.

Según ha declarado García Rodero en la presentación de la muestra, los gallegos “son muy naturales”, “no piden que los fotografíes, no hacen muecas a la cámara, y eso para un fotógrafo es un regalo.” Años antes había señalado: “Las celebraciones que más me interesan son las rituales, porque en los ritos es donde se manifiesta de una forma más rica y profunda el espíritu de un pueblo”. Y: “El español es un pueblo que pasa de la risa a la tragedia fácilmente” (2). Las imágenes están ahí: niños, ancianos, jóvenes, intemporalidad, muerte, sexo, religión, enfermedad, trabajo, fiestas, máscaras, disfraces. Galicia.

Única integrante española de la famosa Agencia Internacional de Fotografía Magnum desde hace dos años, García Rodero ha subrayado la noción de cercanía como central para el punto de vista del fotógrafo. Una cercanía física que no tiene necesariamente que ser cultural y que la artista ha documentado a lo largo de los años en una larga ruta viajera fuera de su país: Grecia, Portugal, Italia, Francia, Suiza, Alemania, Polonia, Albania, Kosovo, Macedonia, Rumanía, Estados Unidos, Venezuela, Cuba, África.


EL ALMA DORMIDA
Romería de Nuestra Señora de los Milagros.
Saavedra, 1981

LA RAMA
Romería del Santo Cristo de la Agonía.
Xende, 1979.


LLAMAS DE OFRENDA
Romería de Nuestra Señora de los Milagros.
Amil, 1974.

Transtempo, finalmente, da cuenta de una rigurosa tarea de selección entre cientos de fotografías, una síntesis. Cada una de estas imágenes permite un acceso emocional, alrededor del cual gira su verdad expresiva, sin detenerse en subrayar lo exótico pero sin renunciar al peso de lo real. De ahí que la figura humana, de seres anónimos, se muestre en las fotos de García Rodero casi siempre en una zona ambigua, fuera de sí, y llegue por ese camino a la expresividad procedente de la mirada de otras artes.

Definición abierta del arte. En este punto es interesante recordar cómo evaluaba la escritora estadounidense Susan Sontag el estatuto de las imágenes fotográficas en la modernidad. En sus escritos de los años setenta, reunidos en Sobre la fotografía (3), anotaba: “No puede ser coincidencia que casi al mismo tiempo que los fotógrafos dejaron de discutir si la fotografía era o no arte, esta fuera aclamada como tal por el público en general y la fotografía entrara en tropel a los museos. Esta naturalización de la fotografía  como arte es la victoria concluyente de una campaña secular emprendida por el gusto de la modernidad a favor de una definición abierta de arte, y la fotografía ofreció un terreno más adecuado que la pintura para este esfuerzo”.

Aunque el equívoco y la ambigüedad siguen alimentando la relación entre “el tema” y quien lo fotografía: “Aunque la categoría natural o ingenua del tema –dice Sontag— es en la fotografía más obvia que en cualquier otro arte figurativo, la misma pluralidad de situaciones en que se contemplan las fotografías complica y a la larga debilita la primacía del tema. El conflicto de intereses entre objetividad y subjetividad, entre mostración y suposición, es insoluble. Si bien la autoridad de una fotografía dependerá siempre de la relación temática, toda declaración a favor de la fotografía como arte tendrá que enfatizar la subjetividad de la visión”.

Ballester: una búsqueda fronteriza. Una visión subjetiva, precisamente, pero de la objetividad arquitectónica, es la que revela otra exposición fotográfica, La abstracción en la realidad (4), que agrupa medio centenar de imágenes del pintor y fotógrafo español José Manuel Ballester (Madrid, 1960) en la Sala Alcalá 31, situada a pocos metros de la muestra de García Rodero. Una curiosa coincidencia, una proximidad física que permite observar en ambos artistas dos itinerarios, dos perspectivas, dos estilos. Aunque también un camino personal en el territorio común de la fotografía como arte.

VESTÍBULO PRINCIPAL RIJKSMUSEUM
2005

VISTA DE RÍO DE JANEIRO
2008


PASILLO DE COLOR
2010



JARDÍN BERLÍN 1
2004

PABELLON DE ESPAÑA
2010

NEW CAFA 19
2008

En el caso de Ballester, la figura humana está ausente por completo, y el espacio interior o exterior de los grandes edificios retratados traza volúmenes geométricos, difuminados con vibraciones de la luz y en algunos casos con manchas de color. Ballester, que recibió el Premio Nacional de Fotografía en 2010, ha explicitado los límites que propone en estas imágenes de gran tamaño, obtenidas en su recorrido por distintos países europeos y por Brasil y China: “Son ejercicios de aproximación a la geometría abstracta. Muestran una especie de frontera entre abstracción y figuración, dos lenguajes opuestos pero muy relacionados entre sí. La idea es ver cómo esa frontera habitual en el mundo del arte no es tan rígida, que abstracción y figuración no son independientes, sino que cada lenguaje necesita de su opuesto.” (5).


J. MANUEL BALLESTER
Kote Rodrigo (Efe)
En el centro de la sala principal que expone las fotos de Ballester se proyecta un vídeo suyo de 11 minutos (Ah Mio cor, de 2008) en el que esa fusión de lenguajes está acompasada por la banda sonora de un aria de la ópera Alcina, de Haendel. Continúan así sus investigaciones de las últimas dos décadas sobre las relaciones entre pintura y fotografía. Lincenciado en Bellas Artes en 1984, premio nacional de Grabado en 1999,  el fotógrafo experimentó en la muestra Espacios ocultos (2008) la supresión de figuras humanas en varios cuadros célebres del Museo del Prado, poniendo en primer plano los espacios circundantes, los fondos que contenían a esas figuras.

HISTORIA DE NASTAGIO DEGLI ONESTI (III)
Sandro Botticelli, 1483.
Témpera/tabla. Museo del Prado.

EL BOSQUE ITALIANO (3)
Intervención y fotografía de José Manuel Ballester, 2008.

En el caso de la nueva muestra madrileña, Ballester ha mostrado los amplios interiores de recintos artísticos célebres (el MOMA, el Prado, el Reina Sofía, entre otros) y los exteriores diáfanos en los que se intuye la ciudad como marco. Una sucesión austera: ángulos, curvas, formas planas, volúmenes geométricos, atmósferas, luz tenue, silencio. 

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(1) Transtempo. Una amplia selección de fotografías de Cristina García Rodero sacadas en Galicia durante tres décadas. Comisarios: Miguel von Hafe Pérez y María José Villaluenga Garmendia. Círculo de Bellas Artes de Madrid. Sala Picasso. Del 27 de julio al 2 de octubre de 2011.

La misma muestra se expuso en el Centro Galego de Arte Contemporánea de Santiago de Compostela (CGAC) entre el 18 de noviembre de 2010 y el 13 de febrero de 2011.

Transtempo (catálogo). Artículos del escritor Manuel Rivas (Cuando nadie nos ve), del director del CGAC Miguel von Hafe (De este mundo en la comedia eterna) y de la ex directora de la Bienal de Venecia Rosa Martínez (Sobredosis y éxtasis). Editado por La Fábrica y la Xunta de Galicia, 2010. 

Círculo de Bellas Artes:

(2) Cristina García Rodero: historia de una pasión. Prólogo de Julio Llamazares al libro monográfico que reúne una selección de fotografías de la artista. Colección PHotoBolsillo, La Fábrica editorial, segunda edición revisada y ampliada, Madrid, 2008.

(3) Sobre la fotografía, de Susan Sontag (1977). Traducción de Carlos Gardini revisada por Aurelio Major. Ediciones Debolsillo. Random House Mondadori. Barcelona, 2008.

(4) La abstracción en la realidad. Fotografías de José Manuel Ballester. Sala de Exposiciones Alcalá 31. Madrid. Comisaria: Lorena Martínez de Corral. Del 8 de septiembre al 20 de noviembre de 2011.

Página web José Manuel ballester:

(5) Declaraciones al suplemento El Cultural, del diario El Mundo (02/09/2011).